martes, 25 de mayo de 2010


APUNTES BÁSICOS PARA EL DESARROLLO DE LA ESCRITURA DE LAS LENGUAS AIMARA Y QUECHUA EN SITUACIONES PEDAGÓGICAS


Por: Hernan Lauracio Ticona

INDICACIONES PREVIAS
En el Perú, actualmente se hablan aproximadamente 42 lenguas originarias y más el castellano; esta ultima se constituye en la lengua oficial del país, aunque se dice que “en las zonas donde predominen, también son [oficiales] el quechua y el aimara y las demás lenguas aborígenes, según Ley” (CPE. Tìtulo II. Capitulo I; Art. 48). Como es de conocimiento, las lenguas originarias provienen de una tradición eminentemente oral. De ahí que, en el presente muchas de ellas aún solamente son practicadas a nivel oral, y para algunas se logró establecer un sistema escriturario y que progresivamente se introdujeron en el sistema educativo formal como instrumento de comunicación y de estudio.

Por otra parte, sabemos que en el proceso histórico vivido en nuestro continente, los pueblos originarios fueron sometidos a la adopción de ciertos patrones culturales ajenos a su entorno. Junto a ellos, sus prácticas culturales y sus lenguas fueron relegadas y restringidas a espacios familiares y grupales. Así las lenguas originarias entraron en un proceso de desplazamientos, mientras que la lengua castellana de los migrantes fue ocupando gradualmente mayores espacios. No obstante, las lenguas originarias durante el largo periodo de colonización, fueron usadas como medio e instrumento estratégico de evangelización. Esto en cierta medida favoreció para su mantenimiento y pervivencia.
En el Perú, antes de la década 20 del siglo pasado, se iniciaron algunas experiencias esporádicas de alfabetización en las lenguas originarias. A partir de la década del 70 se realizaron programas experimentales de educación bilingüe, como las iniciativas del ILV, el PEEB Puno y otros. Recién a inicios de la década del 80, el Ministerio de Educación del Perú a través de la Unidad de Educación Bilingüe Intercultural (de ese entonces, ahora DIGEIBIR) implementa la enseñanza y aprendizaje en la lengua materna originaria de los niños y niñas nivel nacional. Ahora, después de algunas décadas de puesta en práctica y en la continuidad del proceso de implementación de la enseñanza y aprendizaje en y de las lenguas originarias se enfrenta varias necesidades referidas a la pedagogización de las lenguas de tradición oral. Si bien, hasta ahora las lenguas originarias aún son marginadas y relegadas a la práctica oral, es una tarea imprescindible y necesaria contribuir a elevar su status social mediante la producción y uso habitual de texto escritos; este paso al código escrito afronta muchos problemas en los momentos de combinar un lenguaje de tradición oral con innumerables prácticas escritas en situaciones pedagógicas. Por lo tanto, en esta parte se pone a consideración algunos apuntes básicos para la escritura del aimara y quechua en contextos escolarizados; esto, tal como se indicó, con el propósito de contribuir a la estandarización y normalización de dichas lenguas en su nivel escrito; para así contribuir al desarrollo eficaz y eficiente de los procesos de enseñanza y aprendizaje de los docentes y estudiantes.
APUNTES BÁSICOS A TENER EN CUENTA EN LA ESCRITURA DE LAS LENGUAS AIMARA Y QUECHUA EN SITUACIONES PEDAGÓGICAS.

Considerando los fundamentos lingüísticos para la normalización de una lengua, y teniendo en cuenta las necesidades pedagógicas se deben tener cuenta ciertos criterios básicos para el desarrollo de la escritura; en esta perspectiva a continuación se presenta algunos lineamientos básicos.

1. En cuanto al aspecto fonológico
a. Las lenguas aimara y quechua cuentan a la fecha con grafías (alfabetos) fijadas, convenidas o concertadas. Las mismas fueron reconocidas bajo las Resolución Ministerial No 1218 – 85 – ED. con la fecha del 18 de noviembre de 1985; que luego sería designado como “panalfabeto” trivocálico con criterio universal. Para el caso aimara se cuenta 26 fonemas consonánticos, 3 fonemas vocálicos y un segmento (¨) para los alargamientos vocálicos. Para el quechua se cuenta con 25 fonemas consonánticos y 3 fonemas vocálicos.
En el siguiente cuadro se presenta las grafías establecidas para ambas lenguas, organizadas según su modo de producción y puntos de articulación.

Además, el sistema vocálico del quechua y del aimara es la siguiente:

b. En esta parte, cabe aclarar que por la demanda constante de ciertos representes de las instituciones involucradas en el desarrollo del quechua y considerando la recomendación de la “Mesa de Diálogo para la Normalización de la Escritura Quechua” realizado los días 8 y 9 de septiembre del 2005 en la ciudad de Lima, donde se ratifica por consenso el uso de las tres vocales “a”, “i”, y “u” de la lengua quechua, así como las normas de ortografía y puntuación normadas por la RM No 1218-85-ED, la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe y Rural, mediante la Resolución Directoral No 0155-2007-ED resuelve: “Autorizar, de manera experimental, el uso educativo de las vocales “e” y “o” en la lengua quechua, en los casos que la comunidad educativa de las instituciones educativas lo requieran y los soliciten, con conocimiento y opinión de las Direcciones Regionales de educación y de la Dirección de Educación Bilingüe de la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe y Rural. El periodo experimental comprende tres años calendario contados a partir de la fecha de emisión de la presente resolución” (Articulo 1º); emitido en la fecha de 09 de abril del 2007 (el énfasis es nuestro). Tal como se indica, el uso de las vocales “e” y “o” son de carácter experimental en la lengua quechua siempre y cuando la comunidad educativa lo solicite, esto no afecta al aimara. En resumen, las grafías vocálicas y las grafía consonánticas fijadas y reconocidas seguirán vigentes para el desarrollo de la escritura quechua y el aimara.

c. Se debe tener en cuenta que ningún sistema escrito de las lenguas existentes en nuestro planeta, reproduce fielmente la pronunciación, dicho en otras palabras, “ninguna lengua se escribe tal como se habla”. Porque, la lengua escrita y lengua hablada no están relacionadas directamente; no existe lengua en el mundo que tenga un signo y sólo un signo para cada sonido y sólo un sonido para un signo. Por ello, se debe respetar las normas concertadas del alfabeto para seguir avanzando en la normalización de la escritura de ambas lenguas.

2. En cuanto al aspecto morfológico
a. En el aspecto morfológico, primeramente debe comprenderse que tanto el quechua como el aimara se caracterizan por ser lenguas aglutinantes y polisintéticas; donde las palabras están conformadas por raíces y sufijos; estos últimos condicionan el crecimiento longitudinal de las palabras. Son aglutinantes y polisintéticas porque en la estructura interna de las palabras existe una correlación estrecha entre afijo (en el caso del quechua y aimara es el sufijo) y significado; pero, por otro lado, presenta casos en los cuales la separación de morfemas (sufijos) resulta difícil o poco claro debido a profundos cambios morfofonémicos (la morfofonémica se ocupa de los procesos fonológicos sensibles a la estructura interna de los morfemas o formas gramaticales de una lengua). Veamos en los ejemplos que se presenta la característica aglutinante o crecimiento longitudinal de las palabras.
- En Quechua:
Runa (person –a)
Runa –cha (person –ita)
Runa –cha –kuna (person –ita –s)
Runa –cha –kuna –manta (de la –s person –ita –s)
Runa –cha –kuna –manta –puni ([de todas maneras] de la –person –ita –s)
Runa –cha –kuna –manta –puni –taq (Y [de todas maneras] de la –s person –ita –s ya también)
- En aimara:
Jaqi (person –a)
Jaqi –lla (person –ita)
Jaqi –lla –naka (person –ita –s)
Jaqi –lla –naka –ta (de la –s person –ita –s)
Jaqi –lla –naka – ta–puni ([de todas maneras] de la –person –ita –s)
Jaqi –lla –naka –ta –puni –raki (y [de todas maneras] de la –s person –ita –s ya también)

b. Las raíces de las palabras quechuas y aimaras, al igual que en otras lenguas, son unidades mínima que semánticamente tiene significado léxico o conceptual. De cuerdo a la capacidad de ocurrir libremente en una emisión o no, las raíces son libres o ligadas, respectivamente. Las libres están formadas por la clase de los nombres (p.e. wasi/uta, urqu/qullu...), los ambivalentes (p.e. pampa/pampa, qillqa/qillqa...) y las partículas (p.e. mana/jani, ari/jisa...); las ligadas están constituidas por la clase de los verbos (p.e. taki-/kirki-, waqa-/jacha-...), estas requieren del apoyo de por lo menos un sufijo para poder aparecer en una emisión real (o tener significado real).

c. En el quechua y el aimara los sufijos son unidades mínimas gramaticales inseparables que se une a una raíz y que tiene significado gramatical y no léxica. En ambas lenguas existe un conjunto considerable de sufijos; esta se clasifican en: nominales verbales e independientes. Este conjunto de los sufijos no puede añadirse a cualquier clase de raíz. Es así, los sufijos nominales solo se puede añadir a las raíces nominales, los sufijos verbales solo se añaden a las raíces verbales, y los sufijos independientes se anexan tanto las raíces nominales como verbales.
A continuación se presenta la categorización y clasificación de los sufijos del quechuas y aimara.


3. En cuanto al aspecto sintáctico
En cuanto se refiere al aspecto sintáctico de la lengua quechua y aimara se debe considerar básicamente las siguientes puntualizaciones:
a. Considerando las oraciones simples y declarativas como unidades de análisis, tanto el quechua como el aimara, de acuerdo al orden favorito de los elementos composicionales pertenecen a las lenguas del tipo SOV. Es decir, los elementos constituyentes de una oración siguen el orden Sujeto-Objeto-Verbo; Sin embargo, dicho ordenamiento es sólo el preferido porque es natural y espontáneo, aunque no es fijo; pues, dependiendo de factores pragmáticos y comunicativos se presentan otros posibles acomodamientos y así cambia el orden de los elementos constitutitos.

b. Desde el punto de vista gramatical, la palabra básica de toda oración quechua y aimara es el verbo, éste es el eje fundamental sin el cual no es posible ninguna forma de predicación. Opcionalmente puede la oración llevar elementos modificatorios (argumentos) bajo la forma de frases nominales y adverviales o verbales (recordemos, la frase es un grupo de palabras dotado de sentido, pero no con sentido completo o cabal como la oración; es una construcción sintáctica menor que la oración). En ambas lenguas, las oraciones pueden clasificarse en tres grandes tipos: (a) atendiendo a su complejidad estructural puede ser simple o compleja; (b) de acuerdo a la naturaleza del verbo empleado, será transitiva, intransitiva y copulativa; y (c) dependiendo de la actitud del hablante respecto de su enunciado, podrá ser declarativa, interrogativa e imperativa.
c. En el quechua y el aimara se distingue básicamente dos tipos de frases: nominal y adverbial o verbal. La frase nominal cumple la función básica de sujeto u objeto dentro de la oración; contiene un núcleo nominal – sustantivo- antecedido o no de uno o más modificadores (estos pueden ser: otro nombre, un adjetivo, un numeral, un cuantificador o un demostrativo). Por su parte, la frase verbal está conformada por un núcleo verbal con o sin modificadores o especificadores, estos cumplen funciones gramaticales complementarias: directo, indirecto u oblicuo.

4. En cuanto al vocabulario
El vocabulario de la lengua quechua y aimara es un aspecto que requiere un tratamiento riguroso y sistemático. La diversidad de textos escritos producidos hasta el momento muestra ciertas diferencias en cuanto se refiere a la construcción gramatical; algunas veces son consecuencias del contacto de lenguas, otras veces dialectales, en ciertas ocasiones simples errores ortográficos, limitaciones en el uso de los recursos para la creación de nuevas palabras y otros aspectos. Por ello, es necesario prestar atención a las siguientes sugerencias (normas mínimas) para enriquecer el corpus de la lengua quechua y aimara.

4.1. Recuperación léxica
La recuperación de las palabras en desuso o arcaísmos se debe realizar mediante la investigación de:
  • Documentos escritos de carácter lingüístico que datan desde la época colonial hasta el presente.
  • Materiales elaborados en el marco de programas educativos tanto locales-regionales-nacionales como extranjeros.
  • Documentos sobre temas diversos, escritos en lengua aimara y quechua, tanto históricos como actuales.
  • Además, investigaciones participativas con los mismos hablantes de la lengua, principalmente con personas ancianas, representantes de las diferentes variedades dialectales, los maestros y los estudiantes.

4.2. Creación o acuñación de neologismos.
Se debe entender que acuñar es crear palabras nuevas, a partir de los diferentes recursos o mecanismos que tiene la lengua. Estos recursos, entre otros, son:

  • Derivación: procedimiento que consiste en la formación de una palabra nueva mediante la adición, supresión o intercambio de sufijos, a partir de palabras ya existentes.
  • Composición: procedimiento consistente en la reunión de dos o más palabras, de la cual surge un nuevo significado que supera a los significados de las palabras componentes. En la composición, un recurso bastante eficaz es también la reduplicación.
    - Yatiña = saber - Yachay = saber
    - Uta = casa - Wasi = casa
    - Yatiña uta = Escuela - Yachay wasi = Escuela
  • Ampliación del campo semántico o significado: este procedimiento consiste en ampliar el campo de significación de una palabra, es decir, conservar parte del significado anterior y otorgarle un significado añadido.
  • Calco semántica: consiste en imitar el significado de una palabra extranjera y no su entidad fonética.
  • Onomatopeya: es un fenómeno que se produce cuando los fonemas de una palabra describen o sugieren acústicamente el objeto o la acción que significa.
  • Creación popular o metafórica: consiste en trasladar el significado de las palabras en otra figurado, en virtud de una comparación implícita.
  • Creación o acuñación participativa: este procedimiento consiste en crear o acuñar nuevas palabras con los mismos hablantes de la lengua, principalmente con los estudiantes, maestros y hablantes de las diferentes variedades dialectales.

4.3. Préstamos
El préstamo es un fenómeno que se presenta de manera universal entre lenguas que han tenido o están en contacto entre ellas. Los préstamos generalmente aluden a conceptos y objetos que son desconocidos por la sociedad que habla la lengua que se presta.

En la lengua quechua y aimara hay préstamos castellanos que entraron ya en los primeros momentos de la colonización. Esta práctica se ha mantenido hasta hoy. Pero se debe tener mucho cuidado porque en un a relación diglósica los préstamos tienden a sustituir los términos propios existentes en la lengua prestataria.

Los préstamos, desde el punto de vista de la relación concepto-palabra pueden presentar las siguientes alternativas:

a. Asimilación regular, donde el proceso de refonemización es fácilmente predecible. Se caracteriza además por ser préstamos muy antiguos, razón por la que en muchos casos no hay conciencia de que son préstamos. Estos préstamos son aceptados sin mayores consideraciones.

b. Asimilación divergente, cuando se presentan diferentes formas orales según las regiones. Estos préstamos también son antiguos, por lo que algunas formas que adoptan los préstamos no parecen ser lógicos. El uso generalizado de una forma y/o su calidad de primer préstamo son los criterios que se toman para la adopción de una de ellas.

c. Asimilación recurrente, generalmente se da en los topónimos y los nombres de personas. En el primer caso, si bien se parte de la lengua aimara o quechua en la escritura siempre se recurre al alfabeto castellano. Frente a esta situación, la estrategia será ir recuperando paulatinamente en la forma escrita, la versión original. Ejemplo:

- Puma uta = Pomata
- Jiläwi = Ilave
En el segundo caso, la figura es relativamente diferente. El castellano ha excluido del contexto cultural quechua-aimara los nombres propios originales. Queda algún vestigio en lo que se denomina apellido. Los nombres, sin embargo, en la forma oral generalmente se los refonemiza, pero en la versión escrita se recurre al castellano. Ejemplo:
- Piruti = Pedro
- Pharana = Francisca
Frente a esta situación, sin el ánimo de cambiar todo, sobre todo por razones legales, también se recomienda que gradualmente se vaya recuperando los nombres quechuas y aimaras originales. Así seremos consecuentes con la política de revaloración de la lengua y cultura para la reafirmación de la identidad propia.

d. Híbridos de uso internacional; algunos préstamos se los presenta en su forma híbrida castellano-aimara. Ejemplo:

- Tintaqillqaña = bolígrafo
- Qallullawi = llave
Finalmente, aceptamos el préstamo de términos nuevos de uso más generalizado internacionalmente con su escritura original, con la única condición de acuñar posteriormente en quechua o aimara.

5. Reglas de ortografía y puntuación en quechua y aimara.
De manera general se debe tener en cuenta las siguientes puntualizaciones:

  • Al agregar sufijos de cualquier tipo a una raíz quechua o aimara no deberá modificarse ni suprimirse ninguna grafía, aun cuando hay, asimilación fonética en el uso oral.
  • El uso de las letras mayúsculas y minúsculas en quechua y aimara seguirá las normas del castellano, incluso en la escritura de las grafías dobles como Ch, Th, etc.
  • Los textos escritos en quechua y aimara utilizarán los signos de puntuación admitidos universalmente en las formas escritas de las lenguas. Los signos de interrogación y exclamación se emplearán al inicio y al final de la oración, cuidando de no desnaturalizar la entonación.
  • Sobre los préstamos se aceptarán prestamos lingüísticos en el quechua y aimara sólo en los casos en que no existan equivalencias del término prestado en ninguna de las variedades de las lenguas en cuestión, y se hayan agotado las pasibilidades de rescate y creación de acuerdo pautas indicadas en el acápite anterior. Igualmente, los préstamos deberán ser escritos según las normas de la ortografía en las lenguas nativas, tomando en cuenta el uso oral que hacen de estos vocablos los monolingües quechua y aimara hablantes de las diversas regiones.
  • Los nombres propios de personas e instituciones que aparezcan escritos en letras en quechua y aimara deberán seguir estas normas.

Referencia bibliográfica

Bertonio Ludovico
(1612) 1984. Vocabulario de la lengua aymara. Cochabamba: CERES.

Brigg, Lucy Terrina
1993 El idioma aimara: Variantes regionales y sociales. La Paz: ILCA.

Carvajal Carvajal, Juan
1990 Estructura Gramatical de la Lengua Aymara. La Paz: Centro Cultural JAYMA.

Cerron-Palomino, Rodolfo
2000 Lingüística Aimara. Lima: CBC-SID.

Cerrón-Palomino.
2003. Lingüística quechua. Cuzco: Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de la Casas.
Cerrón-Palomino.
1994. Quechumara. Estructuras paralelas de las lenguas quechua y aimara. La Paz: Centro de Investigación y Promoción del Campesinado.

Gonzales Holguin, P. Diego.
(1607) 1975. Gramática y arte nueva de la lengua general de todo el Perú llamada lengua Quechua o lengua del Inca. RFA: Cabildo Vadez.

Huayhua Pari Felipe.
2001. Gramática descriptiva de la lengua aimara (aymara aru yatiwi). Lima: IRPAQA.

Ministerio e Educación del Perú.
2005. El quechua al alcance de los profesores bilingües. Manual autoinstructivo para la escritura del quechua ayacucho – chanca. Lima: Dirección Nacional de Educación Bilingüe Intercultural.

Ministerio de Educación de Bolivia.
1996. Vocabulario Pedagógico. Castellano – aimara. Aimara – castellano. La Paz: Reforma Educativa. Secretaria Nacional de Educación.